15 de septiembre de 2014

El carro, un lugar para educar

8:30

(Imagen por ba1969 - Color por Germán Castaño)
Seguramente, todos hemos escuchado decir que la casa es la mejor escuela para los niños y que la base fundamental para una buena educación es el ejemplo y la formación que les damos a nuestros hijos en el hogar. Sin embargo, los tiempos han cambiado; en la mayoría de los hogares de hoy ambos padres son profesionales y deben dividir su tiempo entre sus obligaciones y su rol de padres. Los jóvenes, adicionalmente a la educación tradicional, tienen alguna actividad extracurricular y una vida social muy activa, por lo que cada vez es menos el tiempo que nos queda para compartir en familia, especialmente en la casa y podríamos entender por qué es tan común escuchar que se están perdiendo los valores en la sociedad. Por eso, considero que el carro se convirtió en el sitio donde gran parte del tiempo pasa reunida la familia.
Entre las ocupaciones de los padres y las actividades de los hijos, el carro se ha convertido en un lugar de reunión familiar.
Si retomamos la teoría de que el ejemplo es la mejor forma de educar a nuestros hijos, que durante sus primeros años los niños son “una esponja” que absorbe todo lo que observan y escuchan, que ven en sus padres a los héroes y referentes para su comportamiento futuro y si aceptan mi tesis de que en el carro es donde gran parte del tiempo pasamos juntos, entonces estaremos de acuerdo en que éste se convirtió en un lugar importante para educar a nuestros hijos.

Para ilustrar mi punto de vista, les pido que analicen la “clase” que, generalmente, le damos a nuestros hijos cuando vamos dentro del carro, bien sea a la salida del colegio, el fin de semana cuando salimos a visitar familiares, a pasear, a un centro comercial o a algún otro sitio; ahí suceden cosas como estas:

  • Sostenemos discusiones de pareja.
  • Criticamos o hablamos mal de nuestros jefes, compañeros, amigos o vecinos.
  • Hablamos por celular o, peor aún, chateamos o escribimos correos mientras conducimos.
  • Sintonizamos una emisora cuyo contenido o temática no es apta para menores.
  • Aceleramos cuando el semáforo está en amarillo o lo pasamos en rojo justificando nuestro actuar en que no hay flujo vehicular o que es muy inseguro quedarse ahí.
  • Agredimos con groserías o, en el mejor de los casos, con el pito, al conductor o peatón que realizó una maniobra peligrosa.
  • No priorizamos el paso de los peatones. 
Indudablemente, en este punto ya han traído a su mente otras acciones similares, lo que significa que he logrado llamar su atención y, sobre todo, que se ha dado cuenta del mal ejemplo que les estamos dando a nuestros hijos.

Teniendo en cuenta lo anterior, me permito hacerles la invitación para que, a partir de ahora, convirtamos nuestro vehículo en el aula ideal y para que cada trayecto sea una clase magistral de serenidad, respeto, civismo y solidaridad, para nuestros hijos. Estoy seguro de que así lograremos rescatar esos valores que tanto añoramos y le entregaremos a nuestra sociedad, que tanto lo necesita, ciudadanos y personas ejemplares.

Este video, en parte, refuerza mi reflexión sobre el tema:


Por:
René Alejandro Gutiérrez Bolívar
Padre de dos niñas

Si te gustó compártelo...

comments powered by Disqus

 

© 2014 Padres en la jugada - El blog de padres para padres . Derechos reservados. Plantilla diseñada por Templateism