15 de agosto de 2014

La educación que queremos

9:30

Foto por lusi
A través de la historia, la sociedad le ha encomendado a la educación una doble función; por un lado, la de ser el instrumento fundamental en la conservación y transmisión, a las nuevas generaciones, de los valores, técnicas y conocimientos propios de un grupo social determinado y de la humanidad en general.Por otro lado, la concibe como el principal factor de cambio y de progreso, de manera que, apropiándose de lo ya aprendido, en forma racional y crítica, logre la superación, en aras de obtener mejores niveles de desarrollo personal y colectivo; con equidad, igualdad y profundo sentido de inclusión y participación sociales, como lo exigen los tiempos modernos. 

Por lo anterior y para que alcance la importancia y trascendencia que se le otorga, la educación debe poseer ciertas características, que es lo que los individuos, la sociedad y nosotros como padres, en particular, esperamos de ella, a través del colegio de nuestros hijos:

La función de la educación no se agota en la simple transmisión de conocimientos, sino que debe ir mucho más allá.

El ser humano también es afectos, sentimientos, valores, intereses y problemas, lo cual casi nunca es tenido en cuenta porque, entre otras cosas, lo más importante en muchas ocasiones es el desarrollo de los programas en el aspecto académico, aunque a veces sus contenidos sean de poco valor para los estudiantes, e incluso estén un tanto obsoletos.

La educación debe partir de la idea de que el sujeto central del proceso educativo es el estudiante, con todas sus capacidades, intereses y problemas.

Lo que el estudiante necesita es que se le oriente y estimule. Quizá así logremos que se asombre ante el conocimiento y ante el mundo y que se interese por seguir aprendiendo siempre. Una educación que, como decía García Márquez, “vaya de la cuna hasta la tumba”.

La educación debe comprender que la escuela y los maestros no son las únicas fuentes de conocimiento.

Se debe tener presente que el mundo de hoy le ofrece muchas formas de adquirir conocimientos. La educación, debe proporcionar las herramientas para que el estudiante siga aprendiendo en forma independiente y continua, en un mundo tan cambiante como el nuestro. Más allá de enseñar verdades absolutas, debe infundir en los estudiantes la curiosidad, la investigación y la capacidad de autoaprendizaje, como herramientas para continuar la formación, aún después de salir de las aulas.

En síntesis, esperamos para nuestros hijos una educación para la inteligencia, la emocionalidad, la sociabilidad y el cambio. En pocas palabras, una educación que les de las herramientas para su máximo desarrollo como ser exitoso y feliz, basada en el desarrollo de la autoestima, la confianza, valores, habilidades y actitudes necesarias para la comprensión de un entorno cambiante y dinámico.

Queremos, en consecuencia, que la institución educativa donde estén nuestros hijos se salga de lo común y corriente, que sea significativa para ellos, que sea su mejor espacio de enriquecimiento y crecimiento, tanto académico como personal. Queremos contar con el mejor aliado para su formación integral. Para nuestros hijos, y en general para todos los niños de Colombia y del mundo, sería ideal una educación basada en el amor y la comprensión, en un mundo donde prevalece hoy en día, precisamente, todo lo contrario.

Por:
Mónica Guío 

Juan David González 
Miembro activo de Red Papaz Antioquia

Esposos y padres de Tomás y Gabriela
Miembros del consejo de padres del Colegio Teresiano de Envigado

Si te gustó compártelo...

comments powered by Disqus

 

© 2014 Padres en la jugada - El blog de padres para padres . Derechos reservados. Plantilla diseñada por Templateism